Magma escarchada
Toneladas de coronas en las cabezas vacías de los hombre
Sustancia inerte
Sofocación que intentamos apaciguar mirando a los zapatos
discursos amputados
La soledad una sentencia repetida y cada vez más próxima a uno mismo
Cantamos con la sangre aguada
Forasteros esperando la última lluvia
Y así es como el cielo nos aplasta
La tierra nos devora dejándonos vacios
Enunciando cada uno de los pecados
Transformando la luz que nos rodeaba
En constante penumbras
Ritual enraizado a un suelo inerte
Risas forzadas
Alegrando el sueño de los mendigos
Un circo que se repite con la llegada de los nuevos gigantes
La tierra se quiebra
El ojo cautivo de los más débiles ya no mira
Se enumera
Se reemplaza
Se contamina
Se somete
Se corrompe
Hasta el canto de los pájaros confundidos anuncia el desamparo
El quiebre inevitable
Opulencia y poder
Caras que miran los cielos, con la esperanza de que algún Dios los ame
Hijos desnudos frente al silencio
Un final sincronizado
©Luz Gómez