mercredi 3 février 2010

Visiones del lagarto colgado por el sol

Chêne vert, forêt de Bouconne ce 03 février 2010

 

 



2 commentaires:

  1. "Naciendo en los bosques"


    Cuando el arroz retira de la tierra
    los granos de su harina,
    cuando el trigo endurece sus pequeñas caderas y levanta su
    rostro de mil manos,
    a la enramada donde la mujer y el hombre se enlazan acudo,
    para tocar el mar innumerable
    de lo que continúa.

    Yo no soy hermano del utensilio llevado en la marea
    como en una cuna de nácar combatido:
    no tiemblo en la comarca de los agonizantes despojos,
    no despierto en el golpe de las tinieblas asustadas
    por el ronco pecíolo de la campana repentina,
    no puedo ser, no soy el pasajero
    bajo cuyos zapatos los últimos reductos del viento palpitan
    y rígidas retornan las olas del tiempo a morir.

    Llevo en mi mano la paloma que duerme reclinada en la se-
    milla
    y en su fermento espeso de cal y sangre
    vive Agosto,
    vive el mes extraído de su copa profunda;
    con mi mano rodeo la nueva sombra del ala que crece:
    la raíz y la pluma que mañana formarán la espesura.

    Nunca declina, ni junto al balcón de manos de hierro,
    ni en el invierno marítimo de los abandonados, ni en mi paso
    tardío,
    el crecimiento inmenso de la gota, ni el párpado que quiere
    ser abierto:
    porque para nacer he nacido, para encerrar el paso
    de cuanto se aproxima, de cuanto a mi pecho golpea como un
    nuevo
    corazón tembloroso.

    Vidas recostadas junto a mi traje como palomas paralelas,
    o contenidas en mi propia existencia y en mi desordenado
    sonido
    para volver a ser, para incautar el aire desnudo de la hoja
    y el nacimiento húmedo de la tierra en la guirnalda: hasta
    cuándo
    debo volver y ser, hasta cuándo el olor
    de las más enterradas flores, de las olas más trituradas
    sobre las altas piedras, guardan en mí su patria
    para volver a ser furia y perfume?

    Hasta cuándo la mano del bosque en la lluvia
    me avecina con todas sus agujas
    para tejer los altos besos del follaje?
    Otra vez
    escucho aproximarse como el fuego en el humo
    nacer de la ceniza terrestre,
    la luz llena de pétalos,
    y apartando la tierra
    en un río de espigas llega el sol a mi boca
    como vieja lágrima enterrada que vuelve a ser semilla.

    Pablo Neruda

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